Ten claras tus responsabilidades (actividades). Tienes que saber QUE tienes que hacer y CUANDO tienes que hacerlo.

Elimina el autoengaño. Conseguir ser disciplinado pasa por reconocer tus errores y limitaciones. No sirve de nada mentirte a ti mismo, (como cuando decimos que no tuvimos tiempo cuando en realidad no quisimos hacerlo)  cuando dejas de engañarte a ti mismo estas preparado para comenzar o solucionar el problema

Evita las distracciones. Ser disciplinado también implica no desviarte por cosas que distraen y consumen tu tiempo fácilmente. Por supuesto necesitas y mereces tomarte breves recesos durante tu actividad para despejar la mente. Pero evita que esos descansos te impidan acabar tu trabajo. (Iniciar sesión en facebook al mismo tiempo que inicias sesión en tu correo laboral, no es un buen comienzo). 

Enfócate en los beneficios. Piensa en los beneficios, no en el sacrificio. Comienza a ver la disciplina como un medio para lograr tus objetivos.

Evita el perfeccionismo.Nadie es perfecto. Si esperas ser disciplinado y perfecto en tus actividades, lo más probable es que te frustres, dale un buen comienzo a tu quehacer, cuando las tareas sean abrumadoras recuerda que paso a paso consigues terminar tus actividades.   En ocasiones la tarea es tan abrumadora que no sabes por donde comenzar. Recuerda que paso a paso es la mejor manera de llegar a donde quieres llegar.

Mejora tu concentración. La concentración es la hermana de la disciplina. Para completar un gran proyecto necesitas concentrarte y focalizar. La clave está en aplicarte a tope en lo que haces en ese momento, enfócate en una o dos cosas a lo mucho y hazlas bien.

Ten el material a mano. Disponer de todas las herramientas necesarias cerca de tu espacio de trabajo te evita cualquier excusa para irte y hacer alguna otra cosa que te distraiga. Además mentalmente te sientes más preparado para empezar tus actividades si las tienes todas a mano.

Da pequeños pasos. Si tu rutina de trabajo es abrumadora, nunca empiezas, ni das ningún paso. El truco consiste en no sentarte delante de una gran tarea o proyecto de una vez. Divídelo en partes más pequeñas, para poder dar pasos accesibles.  El tiempo empleado en esas tareas más pequeñas es un tiempo bien invertido.